Es así como el premio nobel Paul Krugman, abogado del déficit y de la expansión fiscal (sólo para momentos de “crisis”), propuso –a modo de exageración- que si la sociedad norteamericana tuviera que armarse en defensa de una supuesta invasión alienígena, el gasto que esto generaría reactivaría la economía de manera tal que una vez que se dieran cuenta que tal invasión era un invento, ya habrían salido de la crisis.
Más allá de que este razonamiento roza el disparate económico, me gustaría analizar el tema desde un punto de vista moral, desde qué concepto del hombre tiene detrás esta teoría.
El razonamiento sería el siguiente: El país está próximo a una recesión, o sea, pocas ventas, poca rentabilidad, empresas en riesgo, quiebras, despidos y el círculo se pone peor. Entonces, ¿qué hacemos? El que tiene plata –El Estado, que no tiene pero puede fabricarla- la inyecta en el mercado y eso hace que vuelva el consumo, vuelvan las ventas, vuelva la rentabilidad, y todos contentos. ¿Inflación, endeudamiento, impuestos más altos? Después vemos.
Lo importante es que los americanos vuelvan a consumir. ¡Malditos americanos que dejaron de comprar todos al mismo tiempo! ¿Cómo se les ocurre? Pensar en las causas parece ser demasiado esfuerzo.
Pero el gran problema que hay con este razonamiento que ataca el síntoma es dónde sitúa al ser humano. Es decir, se considera que si desde el Estado manejamos ciertas variables, entonces el mundo vuelve a la “normalidad”.
Ahora bien, ¿Qué somos, relojes? ¿Somos tornillos de un carburador que si está andando mal nos tienen que ajustar? ¿Cuál es la normalidad? ¿Es aquel mundo dinámico que hacen los hombres en uso de su libertad, o es aquello que Paul Krugman quiere que la normalidad sea?
¿Por otro lado, cuál es la función de los bienes en el mundo, satisfacer las necesidades humanas, o es el ser humano el que tiene que satisfacer la necesidad de los bienes de ser comprados?
Si bien la propuesta del premio nobel tiene un lado económico oscuro en cuanto a las consecuencias que generaría, hay algo más profundo detrás que necesita ser combatido. Somos seres humanos y animados, no objetos o fichas de un tablero de ajedrez.
No permitamos que "la economía", la estabilidad financiera o los ratings de S&P sirvan de excusa para que nos den el trato que le dan a las piezas de un motor y no dejemos que nos usen como herramienta para consumir, cuando el consumo es nuestra herramienta para sobrevivir y no a la inversa.
Señor Carrino! como dice que le va? tanto tiempo!
ResponderEliminarSi bien coincido con usted en lo fundamendal, soy un convencido de que para hacer una crítica válida es necesario indefectiblemente realizar una propuesta alternativa. Supongo, para el caso, que conocés la teoría del "second best".
Luego, el caso en cuestión es claramente criticable, sobre todo, desde mi punto de vista, a través del cual considero que la creación de armamento nunca puede devenir en algo positivo, pero esa es una cuestión accesoria, por el momento.
Te dejo un abrazo.
Si bien es bastante exagerada la idea del premio nobel, no queda fuera de la realidad estadounidense. Si bien no son extraterrestres, pero los hacen parecer, siempre estuvieron los terroristas. Ademas, es mas fácil montar la imagen de un tipo viviendo en cuevas entre las montañas que un extraterrestre viviendo en las montañas de marte, por ejemplo.
ResponderEliminarSi inventan una guerra con el terrorismo es similar a una hipótesis de conflicto con seres de otro planeta. Aunque en la realidad no les fue tan bien como esperaban, por eso dudo que realmente les sirva esa idea. Eso sirve en cierta forma para, como vos decís, inyectar dinero. A menos que su moneda se genere a base de deuda. Con ese condicionante jamás podrían des-endeudarse.
Muy buen texto para leer.
Saludos
Dear Juan,
ResponderEliminarCómo andás? Teorías sobre la humanidad sobran, lo que me importaba destacar en este post es que la de Krugman no puede ser considerada humana y que por tanto tenemos que empezar a buscar por otro lado. No sé si mi blog es justamente el lugar para debatir teorías económicas. Me fascina!! Pero me voy del eje, jajaj
Por otro lado, coincido en lo último que decís, las guerras son sinónimos de destrucción, no de prosperidad económica. A lo sumo, serán de prosperidad para algunos, pero ¿cuál es el costo?
Estimado anónimo, creo que con tu frase "Aunque en la realidad no les fue tan bien como esperaban, por eso dudo que realmente les sirva esa idea" le das en el clavo a la cuestión.
Otros economistas coinciden en que la salida de la crisis del '30 no fue la Segunda Guerra Mundial, sino el fin de esta guerra, que liberó los controles y las fuerzas productivas.
De la misma forma, la guerra contra el terrorismo puede ser beneficiosa para el lobby bélico, pero nos falta ver qué proyectos y empresas nuevas no están apareciendo por el hecho que el incentivo que pone el Estado está en financiar la guerra.
Muy interesante igual el punto para decirle al Premio Nobel: "Usted dice que hay que armarse contra los Aliens, pero con los terroristas ya tenemos suficiente, no le parece?".
Abrazo!