Es decir, si el domingo de la elección pensabas levantarte tarde (para eso están los domingos, ¿o no?), cuando vayas a votar, un rato antes o un rato después de comer, vas a darte cuenta que tenés quince o veinte personas en frente tuyo con lo que el deber cívico te va habrá costado entre 35 y 50 minutos de tu día. Si, en cambio, pensabas evitar la cola e ir temprano, la situación no mejorará mucho, ya que probablemente la evites, pero corras el riesgo de ser obligado a quedar como presidente de mesa. En ese caso, tu deber cívico te habrá costado casi 10 horas de tu día. Además del hecho que te levantaste temprano un domingo.
Agregado a todo esto tenés el lío de tránsito y autos en doble fila estacionados en la puerta de los colegios, justo en las calles más angostas de la ciudad; y el hecho de que, si querés “hacer las cosas bien”, tuviste que comerte horas de informativos televisivos y varias páginas de diarios para saber qué va a hacer cada candidato con tu pobre país. Y todo esto sin contar que el sábado a la noche no pudiste tomarte ni una cerveza ni ir a bailar a ningún lado por la veda electoral.
Ahora bien ¿Qué pasa con la gente que no tiene ganas de leer los diarios? ¿Qué pasa con los que sólo leen la parte de automóviles, o el suplemento de arte? ¿Qué pasa con vos, que estabas súper ilusionada con pasar un domingo de campo y te tenés que quedar en Capital porque el predio en Ezeiza no es a más de 500 kilómetros de modo que te exima de votar? ¿Qué pasa con los que sólo quieren ir a bailar y divertirse, y no les interesa si gana Cristina o gana Alfonsín porque -pase lo que pase- Crobar va a estar siempre abierto?
Finalmente ¿Qué pasa con aquellos que sí leen los diarios, que sí saben realmente lo que los políticos le van a hacer al país, y que por consiguiente quieren ahorrarse el trámite de colaborar con la destrucción de la nación?
En definitiva ¿es posible que "Las Elecciones" se opongan a nuestras elecciones? ¿Y llegado ese caso, qué elecciones son las que tenemos que valorar?
Creo que no hay mejor cosa que dejar, voilà, que cada uno decida.
Adriana
ResponderEliminarCoincidiendo en que es excesiva la cantidad de veces que debemos votar este año, así como excesivo el gasto que provoca, no me parece mal, "mal" que nos pese perder la tranquilidad de nuestros domingos, participar concienzudamente de la elección.
Todo lo contrario.
Mas allá de que nos gusten o no las opciones, es un deber que nos hace parte y nos da derecho.
Comparto totalmente la idea de que si nos interesa el tema y queremos cambiar el país, nos informamos y votamos por convicción lo que más nos gusta.
ResponderEliminarSin embargo, mi pregunta es sobre qué pasa con los que no están incluidos en el primer párrafo. ¿Qué pasa con el que no le interesa? ¿Por qué debemos obligarlo a participar?
¿No podemos priorizar la libertad de elegir de las personas y permitirle no elegir?