jueves, 24 de junio de 2010

Bart, Lisa y El Misterio del Capital

En el año 2000, el economista peruano Hernando de Soto publicó su segundo libro, titulado “El Misterio del Capital”. En él, plantearía que el problema de la pobreza en los países subdesarrollados tenía su base en un difuso y complejo sistema de derechos de propiedad que terminaba excluyendo del progreso a la mayoría.

El punto central era simple: Los países desarrollados le hacen a la gente mucho más fáciles las cosas a la hora de registrar una propiedad, crear una empresa o pagar los impuestos. Estar “en blanco” en los países desarrollados, está bueno. En los países pobres, como el nuestro y el de nuestros vecinos, los incentivos cambian y la cosa no está tan buena.

Bart y Lisa viven en Springfield, Estado Unidos. Sin embargo en el extracto de este capítulo parecen retratar a la perfección una situación muy argentina y muy “Desótica” (por De Soto, claro).

Según datos del Banco Mundial[i], en la Argentina se requieren 27 días para registrar una empresa. Veintisiete días en los que el empresario tiene que trasladarse a las oficinas gubernamentales, pagar viáticos, pagar fotocopias, certificados, impresiones, sellos, etc. Se invierte tiempo y dinero. En Australia, por el contrario, sólo son necesarios dos días. En Nueva Zelanda, 1.

¿Sorprende entonces a alguien que en Nueva Zelanda se hayan registrado 65.098 empresas en el año 2006, y en Australia 82.184, mientras que en Argentina sólo se registraron 16.400[ii]?

Si tomamos los datos del año 2009, en Argentina se estiman necesarias 453 horas para preparar y pagar los impuestos. En Nueva Zelanda, sólo 70, mientras que en Australia se necesitan 107[iii].

¿No es esto un incentivo, aunque sea pequeño, para encontrar una manera “más simple” de estar en regla, o para decidir que es mejor negocio no estarlo?

Imaginemos una situación como la del video, pero sin inspector del gobierno. ¿Estaría Bart incentivado en alguna forma a ofrecerle dinero a alguien para que éste haga la “vista gorda” sobre algo?

¿Finalmente no es siempre el gobierno el que está en el medio de escándalos de corrupción (IBM-Banco Nación; Venta de Armas a Panamá; Reforma laboral de De La Rúa; Valijas Voladoras de Kirchner)?

Entonces:

Regulamos el comercio para frenar los “excesos y fallas del mercado” y nos encontramos con los “excesos y las fallas” de los oficiales del gobierno aumentando el nivel de corrupción general.

Imponemos regulaciones, emitimos disposiciones, resoluciones y decretos para tener la empresa más seria, más higiénica y más "saludable" y más específica en su objeto social, y matamos de a poco el incentivo a la creación de empresas y, en consecuencia, a la creación de trabajo y al aumento del nivel de vida.

Cobramos impuestos a las ganancias, al valor agregado, a los bienes personales, a las transferencias bancarias, a las transferencias inmobiliarias, etc. para buscar un equilibrio social y “distribuir la riqueza” y resulta que nos quedamos sin distribución y sin riqueza.

Muchos dirán que es una cuestión de formas. Que la teoría es buena, pero la práctica falla. Por ahí llegó la hora de pensar en una teoría "malísima". Quizás tenemos suerte y la práctica resulta bárbara.

[i] http://data.worldbank.org/indicator/IC.REG.DURS
[ii] http://data.worldbank.org/indicator/IC.BUS.NREG
[iii] http://data.worldbank.org/indicator/IC.TAX.DURS

2 comentarios:

  1. Hace rato que siempre saco este tema en reuniones con amigos, y lo que más me gusta es que hayas podido poner en palabras todas esas horas de charlas.
    Crear riqueza, para luego distribuirla.
    Si seguimos distribuyendo, en breve vamos a pelearnos como chanchos en el barro por sólo un pedazo de sobra.
    Genial artículo.
    Un abrazo, Nacho.-

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  2. Todo el concepto "redistribución de riqueza" encierra la idea de que hay una primera distribución que está mal hecha y, consecuentemente, el gobierno es el que tiene que volver a distribuirla y re-distribuirla "bien", por supuesto. Yo creo que esta es una idea que merece ser revisada desde la raíz.

    Gracias Nacho por el aliento y tu comentario. Espero que sigas enganchado. Abrazo!

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