viernes, 6 de mayo de 2011

EL Fifty-Fifty

Hoy termina la primera semana de mayo de 2011. Sin embargo, a raíz de los debates públicos (en los que sólo participan los que hablan desde el atril) me dio la sensación de haber vuelto a 1870.

Por un lado, el dirigente sindical más despreciado por la población sugiere que la distribución de la riqueza debería ser “fifty fifty” con “la patronal”. Por el otro, la Presidenta de la República le responde que los trabajadores ya representan el 48.1 % del PBI, con lo que ya están cerca de alcanzar el “fifty- fifty” tan añorado.

Ahora bien, si con un amigo compramos una camioneta para destinarla al negocio de la logística (es decir, compramos un flete) y si los dos pusimos el mismo dinero para adquirirla, es lógico que cuando lleguen las ganancias, la distribución sea del 50% para cada uno. Distinto sería si yo solo compro la camioneta. En este contexto todas las ganancias son para mí, y es algo justo porque yo me arriesgué a perder el dinero si el negocio no funcionaba. Por último, si decido contratar un chofer para la misma, seguramente las ganancias no sean 50% y 50% sino un pago por los servicios prestados.

Ahora bien, alrededor de 1870 fue el economista Carlos Marx el que criticó duramente este sistema y dividió a la sociedad. No quiere decir que haya iniciado una guerra civil, pero sí que la dividió -en términos teóricos- en dos grupos distintos. Por un lado los capitalistas (yo con mi camioneta) y por otro lado los trabajadores (el chofer).

Y claro, como la ganancia propiamente dicha, es decir, los ingresos menos los costos (entre los cuales se incluye el salario del chofer), es toda para el dueño del flete, el sistema debía estar corrupto. ¿Cómo era posible que si los dos están trabajando de igual a igual, o en ocasiones el chofer trabaja mucho más, la ganancia sea toda para el dueño?

El problema con esta mirada es justamente el planteo inicial en el que dos grupos estancos luchan por un lote de beneficios que también es invariable. En este contexto, si los capitalistas se llevan el 100% de la ganancia, están explotando a los trabajadores. Pero de la misma forma, si fueran los trabajadores los que embolsaran el 100% de las ganancias, éstos serían considerados los explotadores. Al menos así debería entenderse de seguir el razonamiento hasta el otro extremo.

Es esta errónea apreciación de la sociedad y de la economía lo que hace que hoy, a 144 años de la publicación de “El Capital”, creamos que lo mejor es que las ganancias se dividan “fifty-fifty”. Sólo así estamos en equilibrio y nadie se saca diferencias.

Sin embargo, como apunta P.J. O’Rourke en su libro “Eat The Rich”:

“En la diferencia entre pobreza y riqueza, el problema es la pobreza, no la diferencia. La riqueza es buena.

Y vos lo sabés respecto de tu propia riqueza. Si fueras rico, sería genial. Mejorarías tu vida. Mejorarías la vida de tu familia. Comprarías educación, viajes, conocimiento sobre el mundo. Invertirías en cosas que valgan la pena. Donarías para causas nobles. Ayudarías a tus amigos y vecinos. Tu vida sería mejor si fueras rico. La vida de la gente que te rodea sería mejor. Tu riqueza es buena. Entonces ¿Por qué es que la riqueza de todos los demás no lo es?”

Enfocar el problema de la pobreza desde el lado de la distribución no permite ver que aún llegando al paraíso de la distribución, podemos ser enormemente pobres.

El mundo (el que funciona) no se compone de grupos distintos que luchan por dividirse la riqueza. El mundo que funciona se compone de individuos que están buscando constantemente la manera de vivir mejor y, en esta búsqueda, generan riqueza continuamente (en forma de nuevos bienes o nuevas formas de producirlos) de la que todos nos beneficiamos.

Si por entender mal este proceso lo obstruimos buscando la equidad distributiva, podemos quedarnos sin el pan y sin la torta. Es decir, vamos a ser un país mucho más pobre y, por el otro lado, la igualdad será entre los muchos, mientras que los pocos que parten y reparten, se seguirán quedando con la mejor parte.

4 comentarios:

  1. Vos decis... "El mundo (el que funciona) no se compone de grupos distintos que luchan por dividirse la riqueza."

    Me pregunto cual es ese mundo?? Alguno imaginario del inconciente de Adam Smith o el tuyo?

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  2. Creo que se puede pensar como "el mundo" de todos los días. Cuando las cosas funcionan, el dueño del taller no "explota" a sus empleados, así como el panadero no te está robando tu plata cuando vas a comprarle un kilo de pan.

    Son acuerdos libres donde las dos partes se benefician y por eso -de hecho- inician el acuerdo.

    ¿Hay necesidades que condicionan estos acuerdos? Seguro, pero eso no invalida el planteo anterior y mucho menos da lugar a esta idea de sociedad dividida y en pugna constante. Yo no me lo compro.

    Abrazo Gaby!

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  3. El ejemplo del dueño de la camioneta y su chofer es plueril, tanto que ni siquiera merecería calificársele como vulgar. Por favor, Marx jamás habló de individualidades explotadoras. De lo que se trata es de que el capitalista no trabaja. sólo lo hacen sus asalariados con inclusión del personal gerencial, el contable y el de vigilancia, sólo que estos tres últimos no son trabajadores de la empresa en cuestión, sino del capitalista que les confió su capital dinero. Véase: http://www.aporrea.org/ideologia/a198999.html

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  4. Marx jamás habló de una empresa en particular, salvo en el Primer Libro de su gigantesca obra, y lo hizo a manera introductoria y didáctica, de un primer nivel de abstracción que necesariamente sólo se desarrollaría en niveles superiores presentes ineluctablemente, complementariamente, en los restantes 5 Libros, el Segundo, el Tercero, y el 4top compuesto de tres Libros adicionales que trata de la plusvalía, pero que no editó Federico Engels. La ,plusvalía es la sangre y tinta de El Capital. Decir plusvalía es decir explotación de parte de quien no trabaja y por él lo hacen terceras personas carentes de capital.

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